jueves, 19 de marzo de 2009

La obra de cruce de lenguajes y el espacio del sujeto.

Introducción

Si bien el título del presente trabajo deja presentir una continuidad entre espacio de la obra y el espacio del sujeto, también permite inferir e intenta hacer manifiesta, la discontinuidad inherente al propio sujeto en el lugar de su constitución.
Si analizamos con detenimiento, el título se desliza en una estructura moebiana, que presenta una paradoja: el continuo del par continuo-discontinuo. El continuo sujeto se hace parte discreta del continuo obra.
Este par obliga a analizar la obra de cruce desde una geometría, que habilite pensar la tensión entre lo instalado y lo instalable, una torsión entre lo instituido y lo instituyente, o, en palabras de Alain Badiou, entre situación y acontecimiento, como formas de lo real y lo posible, que nos permitirá percibir el despliegue, del espacio inmixionado obra-sujeto.
Desde este lugar la producción artística contemporánea, tendería a conformarse como sujeto mixto, desde la operatoria de cruce, comprendida dentro de un estatuto contemporáneo de sujeto, cuya consecuencia hace posible pensar artefactos que se presentan fuera de la clausura de regímenes hegemónicos instituidos, sean estos disciplinares, jurídicos, legales o legitimantes.

Notas previas acerca del concepto de sujeto y de acontecimiento

En relación a la concepción clásica de sujeto, vinculada con la idea de unidad y con la de cuerpo individuado, proveniente del campo de la filosofía idealista, la lingüística y la normativa jurídica, Lacán dirá que:
“La idea de una unidad unificante de la condición humana siempre ha causado en mí el efecto de una mentira escandalosa”.
Su aporte al pensamiento moderno en relación al campo del sujeto desde el psicoanálisis, estará vinculado a distinguir absolutamente el Yo, figura de unidad imaginaria, del Sujeto. Lacán denominará sujeto (del inconsciente) a lo que en el desarrollo de la objetivación, está fuera del objeto.
En consecuencia el sujeto para Lacan no tendrá ninguna sustancia, ninguna “naturaleza”; dependerá de las leyes contingentes del lenguaje, tanto como de los objetos del deseo.
Por un lado, entonces, el inconsciente, es un fenómeno discursivo, una estructura fundamental de dos escenas producida por la estructura del lenguaje, donde el sujeto será una propiedad de aquel, producto de la diferencia entre enunciado y enunciación. La inscripción de lo simbólico como registro de constitución del sujeto se hallará en el campo del Otro, así el sujeto, estará definido para Lacán mediante el recurso al Otro, como mixtura de la otredad. Como una inmixion.
Si yo hoy puedo hablar en primera persona, dice Sloterdijk, es porque antes alguien se ha dirigido a mi con un tú.
Entonces, el constituirse del sujeto esta en relación con la disyunción entre ser y lenguaje. De forma clara lo precisa Peter Sloterdijk al decir que
“…para el hombre, en cuanto ser finito que habla, el comienzo del ser y el comienzo del lenguaje no van de la mano bajo ninguna circunstancia. Pues cuando comienza el lenguaje, el ser ya esta ahí presente y cuando se quiere empezar con el ser, uno se hunde en el agujero negro de la ausencia de la palabra. “
Así ese existir previo al condicionamiento simbólico, produce un goce ilimitado, un continuo, sin barreras corporales.
Antes de que las palabras y las frases se extiendan, la psique desemboca en un colorido y fluido sentir que penetra disolviéndose placentera, táctil y amistosamente en la vecindad de las cosas.
El sujeto antes de su constitución, es un goce. Allí el Otro interrumpe el proceso que hará emerger la figura imaginaria del YO y por el orden simbólico constituirá al sujeto del inconsciente como tal, que organizará su vida pulsional, como goce. La idea lacaniana de goce se funda en el concepto Freudiano de pulsión pensada como formas parciales de la economía del placer, economía del inconsciente y que Lacán transformará a partir de su conceptualización de Objeto a en un plus surgido de la disyunción, como instituyente.
Aquí quiero introducir la visión de Deleuze quien refiere que:
El objeto a irrumpe en el seno del equilibrio estructural a modo de una máquina infernal, la máquina deseante.
Así el campo de la palabra y el campo del goce serán las superficies sobre las cuales Lacán soportará su idea del sujeto.
El sujeto será la emergencia desde el sistema significante de esos objetos parciales del campo del goce.
Para Lacan el goce es lo que organiza la vida psíquica, que estructura el inconsciente y el significante una materialidad que permite captar esos efectos sobre el cuerpo.
Por su parte Alain Badiou introducirá una nueva vuela de tuerca al concepto de sujeto contemporáneo a partir del análisis que desarrolla desde la matemática y los lenguajes formales, que implica una nueva capa de complejidad al articulado desde los lenguajes simbólicos
Siguiendo la formación anterior de dos escenas se puede presentar en una primera a la situación, lo instituido, lo estructurado por la convención por la enciclopedia del saber, y por otro el sujeto surgido del acontecimiento, lo instituyente, emergiendo de la situación, pero solo reconocible retroactivamente, o sea que, siendo parte de la situación, no puede ser objetivado desde allí.
Esa emergencia acontecimental es el transfondo de donde surge el sujeto para Badiou. Es interesante hacer notar aquí la coincidencia con la caracterización lacaniana en tanto el sujeto es lo que está fuera del objeto en el desarrollo de la objetivación, como señalábamos más arriba.
En este sentido Badiou considerará que el sujeto no es un resultado, como tampoco un origen. Sino un devenir ligado al acontecimiento comparable con el carácter metonímico que propone Lacán, para el mismo.
El sujeto contemporáneo es algo preciso dice Badiou. Podemos definirlo como I-rreflexivo, (no puede pensarse a si mismo sino más que en relación a otro), a-sustancial, (en tanto nodos fluctuantes de acontecimientos, cuerpo sin órganos), escindido, (esta fuera de si), y vacío.
O siguiendo a Deleuze: el doble inorgánico del otro. en tanto inmixión.
Quiero proponer ahora algunos ejemplos para figurar estos conceptos.
Lacán refiere en su intervención en Baltimore de 1966, en el Congreso sobre Invención Literaria su idea del sujeto, diferenciándola claramente de la desarrolla en la conferencia anterior a la suya y desvinculándola del concepto clásico en los siguientes términos:
“Es cierto que en este dominio de la matemática, el cual usted ha elegido apropiadamente para presentar la cuestión de la invención, las invenciones son producidas, podemos decir, exactamente al mismo tiempo, o en el lapso de pocos meses la una de la otra, por sujetos que se encuentran a grandes distancias (geográficas o de otro tipo) los unos de los otros[1]. El mismo fenómeno es no menos observable en otros campos de invención y especialmente en el campo de la literatura…Entonces, aquí es donde reside la cuestión. En proponer el término sujeto para esta conexión, y en requerir que lo distingamos del ser vivo que usted introdujo con toda su animación
Badiou por su parte lo formalizará de la siguiente manera:
Por ejemplo, el sujeto inducido por la fidelidad a un encuentro amoroso, el sujeto del amor, no es el sujeto “amante” descrito por los moralistas clásicos. Porque un tal sujeto depende de la naturaleza humana, de la lógica de las pasiones. Mientras que aquello de lo que nosotros hablamos no tiene ninguna preexistencia ”natural”. Los amantes entran como tales en la composición de un sujeto de amor, que los excede a uno y a otro.
De la misma manera, el sujeto de una política revolucionaria no es el militante individual, ni tampoco, por supuesto, la quimera de una “clase-sujeto”. Es una producción singular que ha tenido nombres diferentes [a veces “Partido”, a veces no]. En el cual el militante entra en la composición de este sujeto, pero que una vez más también lo excede.
Por último, el sujeto de un proceso artístico no es el artista [el “genio” , el “autor”.].
En realidad, los puntos-sujetos del arte son las obras de arte. El artista entra en la composición de estos sujetos [las obras son “las suyas"], sin que se pueda de ninguna manera reducirlas a “él” [y por otra parte, ¿de qué “él” se trataría?].
Duchamp dejó claramente fijado como el espectador hace la obra.
Finalmente dice Badiou: hay sujeto individual en tanto hay amor, sujeto mixto en tanto hay arte o ciencia y sujeto colectivo en tanto hay política.
El acontecimiento, se presenta como lo instituyente, surgido de la propia situación, solo es reconocible retroactivamente. Es ese vacío previo a la constitución del sujeto
El acontecimiento estético, abre ese vacío configurador del sujeto del proceso artístico, sujeto mixto, como lo define Badiou.
Mientras el YO es territorializado, podemos entonces considerar al sujeto como desterritorializado. Esa desterritorialización esta motorizada por lo que impulsa al sujeto, el objeto a, máquina deseante deleuziana.
…devenir sensible como acto a través del cual algo o alguien incesantemente se vuelve otro (sin dejar de ser lo que es), la alteridad que inmixiona organismo viviente y obra en un espacio sujeto mixto cuya situación se inscribe en el orden de lo corporal
Los efectos del proceso artístico podríamos considerarlos entonces, del orden del cuerpo, no físicos.
Por último, Lacán considerará al sujeto en relación a un goce, con sus efectos sobre el cuerpo del sujeto hablante, como operadores de conexión, como lazo.
Todo lo elaborado por la constitución subjetiva en la escala del significante en su relación con el Otro y que tiene su raíz en el lenguaje sólo está allí para dar lugar al espectro completo del deseo para permitir que nos aproximemos, que pongamos a prueba, esta especie de jouissance (goce) prohibido que es el único sentido valioso ofrecido a nuestra vida.
El sujeto mixto surgido desde este acontecimiento estético particular que propone el proceso artístico con el cruce de lenguajes, desde su articulación significante, se constituiría, a partir de esa miríada de flujos cambiantes, similares a las pulsiones extremadamente variables y que establecen una configuración sujetiva singular que hace efecto de cuerpo nuevo

La obra como un heterotopo

Deleuze considera que el arte empieza tal vez …con el animal que delimita un territorio y hace una casa (ambos son correlativos o incluso se confunden a veces con lo que se llama un hábitat). Con el sistema territorio-casa, muchas funciones orgánicas se transforman, sexualidad, procreación, agresividad, alimentación, pulsiones y umbrales perceptivos agregamos nosotros, pero no es esta transformación lo que explica la aparición del territorio y de la casa, sería más bien la inversa: el territorio implica la emergencia de cualidades sensibles puras, que dejan de ser únicamente funcionales y se vuelven rasgos de expresión, haciendo posible una transformación de las funciones.
La localización del sujeto del proceso artístico implicaría una nueva configuración topológica, o sea una espacialización distinta de las relaciones que la articulan, respecto de la configuración anterior.
Una discontinuidad primaria, un vacío acontecimental o hiancia que posibilitaría poner en continuidad esas localidades, pero solo de manera efímera: … el sujeto es algo raro, según Badiou.
En esa realidad “alterada”, discontinuada, generadora, asimismo de un continuo, por la nueva constitución efímera de un sujeto mixto sobre la cual se soporta, a mi entender, la obra de cruce, es que puedo citar a Deleuze:
Cada territorio, cada hábitat, une sus planos …no sólo espaciotemporales, sino cualitativos: por ejemplo una postura y un canto, un canto y un color, unos perceptos y unos afectos…que hacen las veces de lenguaje… Y cada territorio engloba o secciona territorios de otras especies, o intercepta unos trayectos de animales sin territorio, formando uniones interespecíficas
Flujos visuales, sonoros, táctiles, antes tratados desde regimenes de clausura disciplinar, también jurídicos ….cuya intersección es el sujeto como devenir sensible,
…devenir sensible como acto a través del cual algo o alguien incesantemente se vuelve otro (sin dejar de ser lo que es), la alteridad que inmixiona organismo viviente y obra en un espacio sujeto mixto capturado desde lo escópico, lo invocante, pero también desde lo oral y lo táctil, cuya situación lo inscribe en el orden de lo corporal.
No se trata de un problema físico, sino un problema del cuerpo. Una relación dual donde los efectos de los significante producen un efecto que actúa sobre el cuerpo. Instituye un nivel entre lo imaginario y lo simbólico.- que implica como dice Brea, respecto del sueño, un acto pensante, cargado de fuerza cognitiva. Que tiene una naturaleza ya elaborada (por los trabajos del sueño) de formas de lenguaje, de pensamiento, constituido.
Una trama de efectos comunicativos efectos circulatorios, efectos de significado, efectos simbólicos, efectos intensivos y afectivos.
Unas energías intermedias entre lo natural y lo artificial, lo natural y lo cultural, que para Lacan se leen a través del goce, como montaje entre naturaleza y lenguaje, que reinventa como refería Sloterdijk: ese sentir que penetra …en la vecindad de las cosas.


[1] [Bastaría con recordar aquí que Gauss y Lobachevsky propusieron la geometría no-euclidiana casi al mismo tiempo, desconociendo cada uno, el trabajo del otro].

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